lunes, 3 de diciembre de 2012

Sin barreras

  
 La discapacidad es toda restricción o ausencia (debida a una deficiencia: pérdida o anormalidad funcional) de la capacidad de realizar una actividad en la forma o dentro del margen que se considera normal para cualquier ser humano. Se caracteriza por insuficiencias o excesos en el desempeño y comportamiento en una actividad rutinaria, que pueden ser temporales o permanentes, reversibles o irreversibles y progresivos o regresivos.
 El diagnóstico de una persona con discapacidad deberá formularse atendiendo a la deficiencia que la origina y a las consecuencias que puedan derivar en minusvalía. A pesar de que la representación pueda inducir a la idea de que se trata de una relación causal directa y lineal no es tan simple pues pueden darse situaciones en que las que la deficiencia no cause discapacidad pero si minusvalía, como por ejemplo el caso de una desfiguración facial, que si bien no produce dificultad alguna en la capacidad de la persona genera ciertos inconvenientes en la relación con los demás creando una situación de desventaja, esto es una minusvalía, del mismo modo puedan darse numerosas situaciones en que la cadena (enfermedad-deficiencia-discapacidad-minusvalía) se rompa, sin que por ello pierda su funcionalidad.
 Se clasifican en nueve grupos: de la conducta, de la comunicación, del cuidado personal, de la locomoción, de la disposición del cuerpo, de la destreza, de situación, de una determinada aptitud y otras restricciones de la actividad. 
Pongámonos en la piel de ellos: 

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