sábado, 17 de noviembre de 2012

Joyas espaciales

 En enero de 2011 dos cazadores de meteoritos amateurs se presentaron en la oficina de Randy Korotev en la Universidad de Washington para mostrarle su última adquisición, un meteorito palasito de 17 kg, encontrado en 2006 al noroeste de Missouri.
 Korotev, investigador en ciencias planetarias y de la tierra, identificó la piedra como el fragmento de un asteroide. Su laboratorio analizó los cristales de la roca para identificar el cuerpo progenitor, solicitando eventualmente a cazadores de meteoritos de la universidad de California que analizaran el metal en que se encuentran incrustados los cristales.
 El meteorito es un palasito, un tipo de meteorito que toma su nombre de Peter Pallas, una naturalista alemán que fue el primero en describir uno de ellos en 1749.
Estos meteoritos consisten en cristales de olivino verdes incrustados en una matriz de hierro-níquel como las cerezas en una torta, un tipo de roca tan extraño que fue el primero en ser identificado como extraterrestre.
(Fuente: Washington University in St. Louis. 14-11-2011)



 Una pequeña fracción de los meteoritos que caen a la Tierra contienen cristales espectaculares y traslúcidos de color verde oliva en una estructura de hierro níquel. Son los llamados palasitos, unas "joyas espaciales" que han fascinado a los científicos desde que identificaron el primero hace más de 200 años.
Ahora un nuevo estudio publicado en 'Science' ha demostrado que el origen de estas llamativas rocas es más dramático de lo que se pensaba. Un equipo de geofísicos liderado por John Tarduno de la Universidad de Rochester ha mostrado que los palasitos probablemente se formaron cuando un pequeño asteroide chocó contra un planeta unas 30 veces más pequeño que la Tierra, generando una mezcla de materiales que creó estos meteoritos.
 Los científicos llegaron a esta conclusión analizando su composición. Al estar formado de un núcleo de hierro-níquel y minerales olivinos traslúcidos asumieron que esta mezcla se formó cuando ambos materiales se encontraban entre sí en asteroides u otros cuerpos planetarios en el Universo.
 El estudio transforma el pensamiento científico sobre el modo en que se generaban estas rocas. "El análisis de los palasitos ha ayudado a redefinir nuestro conocimiento sobre cómo estos objetos se formaron en la primitiva historia del Sistema Solar", ha explicado Joshua Feinberg de la Universidad de Minnesota.
 El estudio sobre los materiales también ha ayudado a analizar el planeta desde el cual se originaron los palasitos. Tenía un radio de 200 kilómetros, lo suficiente para ser considerado un protoplaneta, es decir, un pequeño objeto celeste con el potencial de convertirse en planeta.
El trabajo ha ayudado a aclarar, a su vez, cómo pequeños cuerpos celestes pueden tener, como en este caso, una actividad dinámica en el Universo. (Fuente: Diario El Mundo. 16-11-2012)

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